
¿Cuántas veces has tenido un objetivo saludable y lo has dejado escapar?
Cuando queremos lograr un objetivo, ya sea aprender un nuevo idioma, aprender a cocinar, entrenarnos para participar en una maratón, perder peso…debemos marcarnos metas y objetivos a corto y largo plazo, ser constantes y disciplinados, y sobretodo tener paciencia.
El hecho de marcarnos metas a corto plazo mientras nos entrenamos, preparamos y hacemos todo lo que tenemos que hacer durante el camino hacia nuestro objetivo final, es muy importante, ya que ir consiguiendo metas a corto plazo nos mantendrá motivados, nos animará a seguir, a ser constantes y a no perder de vista nuestro objetivo más lejano.
Por ejemplo, si tu objetivo saludable es perder 10 kilos de peso, lo primero que tienes que tener claro es que vas a pasar por un proceso y que no lo vas a conseguir de la noche a la mañana.
Marcarse Objetivos Saludables de forma Realista
Lo ideal es marcarse un objetivo saludable de tiempo realista para perder esos 10 kilos, como por ejemplo 6 meses, y hacer una lista de metas y objetivos a corto plazo que vas a tener que ir cumpliendo para llegar a tu objetivo más lejano, que es perder ese peso.
Vamos a ver un ejemplo de metas a corto plazo que te puedes ir marcando durante el proceso de pérdida de peso y que te van a mantener enfocado en tu objetivo:
- Reducir el pan en las comidas
- Levantarte 30 minutos antes para hacer una caminata
- Beber un vaso de agua en ayunas con aloe vera, té verde y limón y eliminar el café
- Bajar 2 cm de cintura al mes
- Escoger las opciones más saludables cuando vayas a comer fuera de casa
- Bajar x tallas de ropa en 1 mes
- Entrar en un pantalón que te gusta y ahora no te cabe
- Tener más resistencia física y participar en alguna caminata o carrera popular
- Marcar abdominal
- Aumentar la ingesta de agua diaria…
Estos son solo algunos ejemplos de metas a corto plazo que te puedes ir marcando de forma diaria, semanal y mensual.
Como consejo personal, va muy bien hacerse una lista con los objetivos conseguir e ir tachando los que se van consiguiendo, incluso, es motivador añadir de nuevos durante el proceso.
Si por ejemplo durante una semana seguida has conseguido salir a caminar 30 minutos diarios, táchalo y para la semana siguiente, ponte la meta de caminar 40 minutos diarios o hacer 30 de caminata y 10 de algún ejercicio de tonificación.
Recuerda que cada pequeño progreso a corto plazo te acerca a tu objetivo a largo plazo.
El hecho de tener una hoja de ruta hará que no veamos nuestro objetivo a largo plazo tan lejano y podamos ser mucho más pacientes.
La paciencia, la capacidad de esperar, es una habilidad, una capacidad que se aprende, se ejercita, para poder aplicarla en diferentes situaciones y también en tu objetivo saludable.
En un mundo donde todo lo que deseamos o pedimos, lo queremos para ayer, el hecho de poder ser pacientes y no morir en el intento es todo un logro.
Como entrenar la paciencia:
1 – En primer lugar para, haz un break, intenta reducir ese estrés diario de hacerlo todo como un autómata y casi sin pensar ni darte cuenta, y sé consciente del “Aquí y Ahora”, del momento.
Coge papel y boli y crea tu lista de cosas y objetivos pendientes, y ordénalos por orden de prioridades, desde lo más urgente, lo importante, hasta lo que puede esperar cierto tiempo.
Puedes poner fechas al lado de cada tarea u objetivo para organizarte mejor, esto hace que baje el nivel de ansiedad y la necesidad de hacerlo o cumplirlo cuanto antes.
Esto te ayuda a coger perspectiva, repartir la energía que precisa cada cosa y te vuelves más productivo.
2 – Vive el momento presente y disfrútalo. Sé consciente de lo que vives en cada momento, de cada paso que das, de cada objetivo logrado y felicítate por ello, disfruta del camino mientras estás en el proceso de conseguir tu objetivo a largo plazo.
Porque el punto más importante para lograr llegar a la meta es atravesar el camino y si pierdes conciencia y registro de este recorrido, estás perdiendo lo más interesante del logro de una meta.
3 – Acepta los obstáculos: Tenemos que asumir que la perfección no existe y que la vida es un continuo aprendizaje. En cada paso que damos, en cada situación, aprendemos algo y salimos mejorados y fortalecidos, aunque en el momento nos parezca que lo que nos pasa es lo peor del mundo o es duro.
Cuando una persona quiere algo tiene que luchar, superar obstáculos y piedras en el camino, hasta que finalmente cumple su objetivo o su sueño. Aquí nos aplicaremos la frase que hemos escuchado un sinfín de veces: “Quien algo quiere algo le cuesta”. Agradece siempre lo que tienes, lo que has conseguido hasta el momento, pero a la vez sin conformarte e ir a por más.
4 – Vive, tolera y supera aquello que te frustra. Puede que durante el proceso haya algo que no haya salido tal y como tú esperabas, o se haya retrasado y puede que te enoje, te moleste, te enfade, te irrite, te frustre…, mi consejo es que te hagas cargo de ello, gestiónalo, acéptalo, y déjalo pasar.
No gastes tu energía en ello, utilízalo para analizar en qué puedes mejorar, qué puedes modificar para que no vuelva a ocurrir, y sigue fluyendo hacia tus objetivos.
Aunque creas que has fracasado no es así, concéntrate en los cambios que debes hacer para seguir y en lo que has aprendido durante el proceso.
En resumidas cuentas, conectarte con lo que vas logrando, permitirte detenerte y deleitarte en lo que vas haciendo, transformar tus emociones en algo que te sume y no que te reste (del enojo a la aceptación, de la irritabilidad a la tolerancia), dejar de ser un autómata que va corriendo a todos lados sin saber muy para qué, son las claves que considero te facilitarán realizar el proceso para el logro de tus objetivos.